¿Qué sucede en el cerebro de los niños cuando pasan demasiado tiempo frente a las pantallas?

Un estudio con más de 8 mil niños entre 9 y 11 años, seguido durante dos años, reveló algo muy importante: el tiempo de pantalla deja huellas reales en el cerebro infantil, afectando tanto el “motor” como los “frenos” del desarrollo cerebral.

El motor: Los niños que usan pantallas con mayor frecuencia muestran una mayor orientación hacia la recompensa inmediata. En otras palabras, su cerebro se acostumbra a buscar placer constante: notificaciones, juegos y videos. Con el tiempo, les cuesta más esperar, concentrarse o tolerar la frustración.

Los frenos: También se observó una conexión más débil entre las áreas cerebrales que controlan los impulsos y ayudan a tomar decisiones con calma. Esto significa que su autocontrol se desarrolla más lentamente, y mientras más se prolonga el uso excesivo de pantallas, más notorios son los cambios en el cerebro.

El uso prolongado de pantallas refuerza los hábitos adictivos y debilita los circuitos que regulan la atención y la voluntad.

Por eso, en las consultas psicológicas y en las escuelas, cada vez es más común ver niños con menor tolerancia a la frustración, más impulsividad y dificultades para concentrarse.

Hoy la ciencia confirma que no es solo un tema de conducta, sino de neurodesarrollo.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos?

El cerebro infantil necesita juego libre, movimiento, descanso

y conexión humana para desarrollarse plenamente.

En Lititos, trabajamos cada día para fortalecer la madurez socioemocional, fomentar buenos hábitos desde los primeros años — como la activación física, la alimentación saludable y la autorregulación—, y estimular todas las áreas de inteligencia para lograr un desarrollo integral.

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En ellos, los niños aprenden, se divierten y crecen felices.

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